El Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) y el Trastorno de Estrés Agudo (TEA) son trastornos psicológicos que pueden afectar a las personas que han sufrido o presenciado un incidente angustioso o aterrador.
Entre los tipos de trauma más comunes relacionados con el TEPT y el TEA se encuentran las lesiones graves reales o potenciales, las situaciones que ponen en peligro la vida, las agresiones físicas o sexuales u otros sucesos sociales o naturales extremos. El diagnóstico de TEPT y TEA requiere la exposición a un trauma significativo, tal y como se recoge en el DSM-5. El trastorno por estrés agudo se identifica cuando los síntomas persisten entre 3 y 30 días después de un acontecimiento traumático, mientras que se considera un diagnóstico de TEPT si los síntomas perduran o surgen más allá de la marca de los 30 días.
El TEPT se manifiesta a través de diversos síntomas y, aunque estos signos son frecuentes, el diagnóstico real de TEPT es relativamente infrecuente. Los síntomas abarcan la reexperimentación o flashbacks del suceso, recuerdos indeseados e intrusivos, pesadillas, pensamientos aterradores, evitación de entornos que recuerdan el suceso traumático e inquietud. Las personas también pueden mostrar una mayor excitación, hipervigilancia, tensión, estrés, dificultad para dormir, problemas para controlar la ira, pensamientos negativos sobre sí mismas o sobre el mundo, sentimientos distorsionados como culpa o culpabilidad, problemas para recordar aspectos clave del acontecimiento traumático, pérdida de interés en actividades agradables y una sensación de alienación o distanciamiento de amigos y familiares.