Como pauta general, es aconsejable continuar con la medicación durante un año después de alcanzar la remisión antes de pensar en reducir gradualmente la dosis. Sin embargo, la decisión sobre la duración de la terapia depende de cada caso. Importante tener en cuenta: Los prescriptores deben ser conscientes de las posibles interacciones entre fármacos y del mayor riesgo de efectos secundarios adversos cuando entran en juego varios medicamentos.
Esto es especialmente importante en el caso de los fármacos con propiedades sedantes, depresoras de las vías respiratorias, adictivas o que crean hábito. Por lo tanto, es necesario extremar la precaución cuando se considere la posibilidad de prescribir más de un medicamento de estas características.
También hay que tenerlo en cuenta: Para los pacientes que padecen ciertos trastornos psiquiátricos de larga duración y mantienen dosis estables de la medicación en curso, es crucial una dosificación constante e ininterrumpida. Por lo tanto, cuando tenga sentido desde el punto de vista clínico, los prescriptores podrían pensar en ofrecer recetas con renovaciones de dos a seis meses para evitar que las recetas caduquen entre las citas de seguimiento mensuales o trimestrales.