El pronóstico de las alergias oculares suele ser positivo, esperándose resultados favorables. Sin embargo, el pronóstico puede ser menos favorable en los casos con empeoramiento de los síntomas, sobre todo si existen manifestaciones sistémicas como el asma ocupacional. Los síntomas anafilácticos, si se observan, requieren la retirada completa de la exposición, como se indica en la directriz Asma relacionada con el trabajo.
La principal complicación asociada a las alergias oculares es el desarrollo de enfermedades alérgicas sistémicas, especialmente asma relacionada con el trabajo, como se detalla en la directriz Asma relacionada con el trabajo. La anafilaxia es una complicación potencial rara pero grave, sobre todo en personas con alergias graves expuestas a altos niveles de alérgenos.
El seguimiento regular, el tratamiento adecuado y, cuando sea necesario, la retirada de la exposición pueden contribuir a un pronóstico positivo para las personas con alergias oculares. Comprender y abordar las implicaciones sistémicas es crucial para una atención integral y unos mejores resultados.
El seguimiento de las alergias oculares varía en función de la gravedad del caso y de la respuesta al tratamiento. Los casos leves suelen requerir seguimientos poco frecuentes. En los casos más graves, pueden ser necesarias evaluaciones del asma concomitante, considerar la modificación de la exposición o la retirada del trabajo, e inmunoterapia.
En los casos que requieren inmunoterapia, los tratamientos pueden administrarse cada 1-2 semanas durante un periodo que oscila entre varios meses y aproximadamente 2 años. Este enfoque pretende abordar la inflamación alérgica subyacente y mejorar el estado general.
La queratoconjuntivitis vernal, caracterizada por una inflamación crónica y grave de la superficie ocular, es relativamente rara. Aunque suele asociarse a mecanismos mediados por linfocitos Th2, el 50% de los pacientes no presentan vías mediadas por IgE. Considerada la manifestación ocular de la dermatitis atópica, suele comenzar en la infancia y se considera en gran medida una afección no ocupacional. Aunque principalmente no es ocupacional, pueden darse casos ocasionales en todo Estados Unidos y Canadá, potencialmente exacerbados por una hiperreactividad inespecífica a factores como el viento, el polvo y la luz solar.
La evaluación de los pacientes con queratoconjuntivitis vernal es similar a la de otras investigaciones alérgicas, como se ha descrito anteriormente. Por consiguiente, los tratamientos recomendados para otras enfermedades oculares alérgicas también son aplicables a la queratoconjuntivitis vernal. El tratamiento suele consistir en abordar la inflamación alérgica subyacente con medidas como antihistamínicos, estabilizadores de mastocitos y, en los casos más graves, inmunoterapia. Además, se puede conseguir un alivio sintomático con colirios lubricantes y evitando los desencadenantes conocidos. Los seguimientos periódicos son esenciales para controlar la progresión de la enfermedad y ajustar el plan de tratamiento en consecuencia.